Así debe ser la ducha perfecta: las claves que debes seguir
¿Qué productos y qué proceso utilizas al ducharte? Aquí te contamos algunas variables de cómo tiene que ser la ducha perfecta.
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La ducha es un momento importante en el día aunque la mayoría de nosotros lo hace de manera automática. Generalmente nos duchamos sin estar conscientes de la forma en que estamos limpiando nuestro cuerpo. Podemos hacerlo como una actividad más, sin embargo, la verdad es que hay cosas que seguramente no estamos tomando en cuenta. Para tener una ducha perfecta solo debemos seguir algunas claves muy sencillas.
Temperatura del agua
Ducharse con agua muy caliente es algo que la mayoría de las personas hace, aunque no sea tan bueno. Una temperatura muy caliente elimina la grasa natural de la piel y la deja vulnerable y reseca. Lo ideal es que agua esté entre los 29 y 37 grados. Una piel muy seca se agrieta y origina el envejecimiento prematuro, picores crónicos, dermatitis y rojeces.
Tanto el agua fría como la caliente ofrecen beneficios a nuestro cuerpo. La fría tiene un efecto estimulante y disminuye el cansancio físico y mental. La caliente tiene un efecto sedante y ayuda a liberar la tensión acumulada. Por ello lo recomendable es combinarlas, primero debemos utilizar agua caliente o templada. Después, poco a poco vamos abriendo la fría hasta terminar con ella.
Los productos adecuados
Algo que debemos tomar en cuenta son los artículos de baño que vamos a utilizar, pues ellos pueden alterar el PH de nuestra piel. Para mantener el PH natural en 5,5, que es lo ideal, debemos escoger jabones o champús neutros. Esto es necesario para evitar un sobre crecimiento de bacterias que ocasionen alguna infección en la piel.
Cuidados de los pies
Durante la ducha es muy frecuente olvidarnos de lavar nuestros pies. A veces creemos que con el agua con jabón que corre en el piso es suficiente para limpiarlos pero no es así. Es necesario frotarlos bien para asegurarnos de retirar toda la suciedad, al igual que con el resto del cuerpo. Si no lo hacemos dejaremos la piel muerta y las bacterias en ellos.
Cuando terminemos nuestra ducha es importante secarnos adecuadamente. La humedad que se acumula puede generar infecciones por hongos. Por esta razón debemos secar todo el cuerpo muy bien, especialmente las uñas, entre los dedos y los pies. No es necesario arrastrar la toalla sobre la piel, con toques suaves será suficiente.
Para la piel seca…
Si tenemos una piel reseca es bueno utilizar algún tipo de crema hidratante. Esto ayudará a nutrir la piel y protegerla luego de nuestra ducha. Este es el mejor momento para hacerlo porque tenemos los poros abiertos y ya no hay piel muerta.
Estas sencillas claves te ayudarán a lograr una ducha perfecta. En poco tiempo notarás lo cambios en toda tu piel.
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